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10 consejos para crear hijos emprendedores.

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Hace unos meses dábamos algunos consejos para enseñarle educación financiera a nuestros hijos, pues deben saber cuanto antes que el dinero SÍ es importante en la vida, y decirle lo contrario a un niño es engañarlo, haciéndole un flaco favor.

Los líderes empresariales del mañana hoy son niños. Los que trabajarán en diferentes puestos y categorías dentro de las compañía de estos líderes, hoy también son niños. El que estén a un lado de la mesa u otro dependerá de muchos factores, y en muchos de esos factores, como padres, podemos influir positiva o negativamente.



Como ya habréis escuchado 1000 veces, los niños son como esponjas que todo lo absorben (lo bueno y lo malo). Si desde pequeño llevas a tu hijo a ver partidos de fútbol, estoy seguro de que le encantará el fútbol, y si lo llevas a esquiar en vacaciones, probablemente le acabe gustando el esquí. Ahora bien, ¿cómo podemos potenciar ese espíritu emprendedor en un niño?

Debemos comenzar por las habilidades sociales y emocionales, y este tipo de habilidades, cuanto antes mejor.

1. Comodidad ante el riesgo.

La mayoría de las personas no han tenido éxito por la única razón de que no han querido asumir riesgos. Vivimos dentro de la cultura del miedo. "No dejes tu trabajo aunque no estés a gusto, vaya que no encuentres otro trabajo", "No dejes a tu pareja, que te vas a sentir sol@"... debemos conseguir que nuestro hijo se sienta cómodo asumiendo riesgos, y sólo de esa forma, el día de mañana será capaz de asumir riesgos con entereza.

2. Actitud positiva ante el fracaso (pero no demasiado positiva).

Lo importante no es participar, ya que eso siempre lo escucha el que pierde. Existen diferentes dichos. uno de ellos dice que "No vamos a poder ganar todas las batallas, así que debemos elegir correctamente qué batallas estamos dispuestos a pelear".

De hecho no hay nada malo en perder, siempre y cuando no te acostumbres, o como dice esa vieja frase: "No hay nada de malo en tropezar con una piedra mientras no te encariñes con la piedra".

Debemos enseñarle a nuestros hijos a darlo todo, que saquen lo mejor de sí mismos, que se den el lujo de cometer errores mientras son jóvenes, pues si al final del combate que hemos elegido, hemos dado hasta la última gota de sudor, no importa si perdemos, siempre y cuando aprendamos de los errores que hemos cometido y los apliquemos la próxima vez.

Enséñale que el fracaso forma parte del aprendizaje, y que únicamente fracasa la persona que se da por vencida.

3. Ayúdale a resolver problemas de forma efectiva e inteligente.

Ante las dificultades siempre hay salidas. Enséñale a tu hijo a no ahogarse en un vaso de agua. Fomenta la capacidad de resolución de problemas por sus propios medios, a desarrollar estrategias y a no darle la espalda a los problemas.

Cuando tenía 12 años había un grupo de chicos que se propusieron hacerme la vida imposible en el colegio. Tras analizar la situación y estudiar las posibilidades, lo de poner la otra mejilla está bien si vas a meterte a sacerdote (que no era mi caso), decírselo a mis padres para que intervinieran tampoco era una solución, ya que entre otras cosas no estaba bien visto. El caso es que eran mayores que yo y en mayor número. La solución fue buscar una alianza estratégica, haciendo uso de lo que podríamos llamar mi habilidad social. El caso es que el problema desapareció y jamás volvieron a molestarme.

Algunos pensarán que de este ejemplo no se puede sacar nada positivo, y yo discreparía enormemente, ya que eso mismo es lo que te vas a encontrar conforme avanzas en la vida. ¿Qué se puede sacar de positivo?

 Primero: Que todos los actos que ejecutamos en la vida tienen un efecto, o en aquel caso una consecuencia. Asumí un riesgo para salir de un problema y me sentí orgulloso por ello, ya que consideraba que no hacer nada conllevaba más riesgo. La consecuencia para mí fue la posterior bronca de mis padres y director del colegio por los medios que usé para resolver el conflicto, cosa que bajo mi particular punto de vista, consideré que hice una gran labor social, pues todos aprendimos que nuestros actos tienen consecuencias, lección que les quedó muy clara a esos chicos que ya no sólo dejaron de molestarme a mí, sino que estoy seguro se lo pensarían 2 veces en el futuro antes de molestar a nadie más.

Segundo: Parece ser que a nadie le pareció bien que actuara de aquella forma, y en cambio yo tenía la conciencia muy tranquila al pensar que había hecho lo correcto. En este caso aprendí que a veces, lo que piensen los demás, incluidos familiares, amigos y vecinos, nos debe importar un carajo.

Esa experiencia es muy aplicable a los negocios, ya que si en un momento dado te sale una fuerte competencia que tiene muchos más medios que tu empresa, o bien cierras la empresa o desarrollas alianzas estratégicas con otras empresas. Del mismo modo, como empresarios no podemos hacerlo todo y nuestra empresa puede que no esté preparada o no tenga los medios suficientes para para ejecutar una labor concreta, así que en ocasiones debemos subcontratar o delegar esas funciones.

Y tercero: Nunca subestimes a tu competencia, ya que incluso el más pequeño puede crecer ante las adversidades.

4. Enséñale formas constructivas de desafiar las normas.

La doctora Andrea Vazzana de Nueva York, dice que los niños se acostumbran a seguir las reglas a ciegas. Es decir, no les enseñamos a razonar el por qué de esas reglas o si realmente tiene sentido seguir unas normas concretas, ya que eso, según esta doctora, es un inhibidor de la actividad empresarial.

En ocasiones debemos desafiar las reglas, siempre de forma constructiva. Desafiando las normas es como se  han conseguido miles de avances en el mundo de los negocios. Ante un descontento en una norma, enseña a tu hijo a analizar el por qué cree que se debería cambiar y cuál pondría en su lugar. Haz que razone elocuentemente.

5. Fomenta la auto-confianza de tu hijo.

Si bien decimos que parte de los fracasos se producen por no asumir riesgos, lo cierto es que la mayoría no asumen riesgos por la falta de confianza en sí mismos. Según argumenta esta misma doctora, la confianza de una persona se forma durante la infancia, y no es muy difícil hacer que un niño consiga esa confianza dándole una sensación de dominio con tareas sencillas y progresivas.

Los niños necesitan libertad para poner a prueba sus límites y temores cuando son pequeños, pues sólo de esta forma aprenderán que los únicos límites que realmente tenemos son los que nuestra propia mente nos pone.

Ve dándole tareas de responsabilidad a tu hijo, aumentándole el nivel de dificultad progresivamente. Ayúdale al principio y baja esa ayuda progresivamente mientras aumenta el nivel de dificultad. Conforme vaya superando los niveles, se irá sintiendo más seguro. Eso fomentará que cada vez esté más dispuesto y menos asustado a la hora de asumir nuevos retos.

6. Deja que tome decisiones.

Un empresario debe tomar decisiones cada día. No todas las personas sirven para tomar decisiones importantes, y es por eso que no serían aptos para ocupar puestos de responsabilidad y mucho menos dirigir una empresa.

Dale opciones a tu hijo a la hora de elegir la cena, a la hora de elegir la ropa que quiere ponerse. Al principio podemos guiarlo hacia una decisión concreta. Conforme vaya creciendo, ve pidiéndole opinión, que sienta que forma parte de ciertas decisiones, y llegado el momento, déjalo que tome grandes decisiones.

7. Los hábitos.

No es cierto que los hijos de los cirujanos acaben siendo buenos cirujanos porque lo llevan en los genes. El único motivo por el que se hacen tan buenos como sus padres profesionalmente es debido a que adquieren los mismos hábitos que los padres. De hecho, desde que los hijos de los pobres han tenido oportunidades de ir a la universidad, es cuando España ha comenzado a incrementar el número de profesionales reconocidos mundialmente en diferentes áreas.

Genérale el hábito de la lectura, que tenga un plan de estudio, unos horarios bien definidos. Recuerda que los grandes empresarios se distinguen por ser personas disciplinadas en su trabajo y ordenadas en su vida en general.

8. Los compañías.

"Dime con quien andas y te diré en lo que te convertirás". El éxito en los negocios viene precedido por la calidad de las personas de las que te rodeas y trabajas. Tanto cuando somos niños como cuando nos hacemos mayores, nos encontramos con 3 tipos de personas: "Las que nos pueden aportar algo, las que no nos aportan nada  y las que son un reflejo de lo que no queremos ser".

Si en tu círculo de amistades tienes más personas de las del primer grupo, nuestro camino podría estar mucho mejor guiado.

9. Que sea único, auténtico y no se deje manipular por la sociedad.

Es inevitable que los niños busquen compararse con los demás, sobre todo en lo que materialmente nos referimos. Tu hijo querrá tener zapatillas de marca, ropa de marca, una videoconsola como la de su amigo, e incluso ir a visitar el "baño de Pablito".

Algunos padres dicen que es positivo que su hijo se ponga un pendiente y se haga un peinado en forma de cresta, ya que eso es desarrollar su propia personalidad.

En cambio, cuando ves a algunos niños, llevan pendiente y tatuaje porque sus amigos lo llevan, y se peinan exactamente igual que el futbolista que en esos momentos está de moda. Eso no es desarrollar su propia personalidad, sino dejar de ser uno mismo para intentar parecerse a otra persona.

El querer parecernos a otras personas es lo que ha llevado a millones de familias a endeudarse en exceso y es lo que lleva a cientos de empresarios a ir siempre por 10 pasos por detrás de su competencia, ya que nunca consiguen ser algo más que meros aspirantes a imitadores de la empresa a la que quieren parecerse.

10. Ayúdale a pensar.

El pensamiento es el activo más valioso que tiene cualquier empresa, por lo que ejercitar el arte de pensar desde que los niños son pequeños, hará que tengamos un cerebro preparado para la maratón en la que nos introducimos cuando somos mayores.

Las mayores ideas de negocio vienen a raíz de solucionar un problema que tiene la gente, con un producto y/o servicio que nosotros ofrecemos. Trabaja con él esto desde que es pequeño: "¿Qué cambiarías, qué te gustaría mejorar, qué propondrías para...?", y por qué no, enséñale cuanto antes a buscar la forma de ganar dinero para pagarse sus caprichos (Leer: Aprendiendo de niños de 12 años).

Y por último, el atravesar esta crisis mundial en la que estamos sumergidos puede ser algo positivo para el aprendizaje de tu hijo, ya que está viviendo en sus propias carnes, seguramente, que la situación económica de su familia ha empeorado. No se lo escondas, todo lo contrario. Explícale lo que ha ocurrido, por qué ha ocurrido y cómo podría evitarlo él en un futuro.


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