A voz de pronto podría parecer que montar una empresa de limpieza no es muy rentable, debido a la crisis y que es un sector muy saturado. Hace algo menos de 3 años, dos banqueros de Citibank y Bank of America tuvieron esta idea de negocio. Ya sabían que no iba a ser fácil dejar sus puestos de trabajo y comenzar en este negocio, aunque también sabían que debían hacerlo a lo grande: "O todo o nada. O tenemos un gran éxito o tenemos un gran fracaso", fue lo que pensaron Mike Scharf y Mike Russell, los creadores de MyClean, una empresa de limpieza que ofrece el tradicional servicio de limpieza para particulares y negocios, aprovechando las nuevas tecnologías.
Algunas comunidades de vecinos han debido prescindir de tener un portero en el edificio o de tener en nómina a una persona que limpie el edificio. Incluso muchas familias de clase media que antes tenían su propia limpiadora, decidieron prescindir de ella, ya que no podían comprometerse a tenerla días fijos. Todo esto fue lo que analizaron estos emprendedores para ofrecer un servicio adaptado a las necesidades actuales de la población.
Observaron que la mayoría de las personas eligen una limpiadora o empresa en gran medida por el boca a boca o por la publicidad directa tanto en buzones como en prensa, y notaron que no existía ninguna empresa fiable en la red donde poder llamar hoy y tener mañana una limpiadora en la casa. Su original idea fue intentar que contratar un servicio de limpieza fuera algo tan sencillo y rápido como pedir una pizza a domicilio.
No tardaron en darse a conocer en la ciudad de Nueva York gracias a una buena inicial estrategia en la web y redes sociales, incluso en Linkedin, donde contactaron directamente con grandes empresas.
(Leer: Innovar no siempre es buscar nuevas ideas, sino reconocer las ideas que tenemos)
Aseguran que no fue fácil el comienzo, sobre todo debido a que su idea original falló, y es que en un principio subcontrataban un porcentaje elevado de sus servicios a empresas externas, y muchos de los clientes no estaban conformes con el servicio prestado.
Ahora han enfocado el negocio de forma que ellos mismos supervisan todas las partes del ciclo de limpieza, desde la gestión de pedidos hasta tener supervisores que revisen muchos de los trabajos que hacen los limpiadores.
Aunque su idea original fue en un principio que el cliente no tuviera necesidad de compromiso, posteriormente diseñaron diversos paquetes de suscripción donde los clientes tienen suculentos descuentos si contratan por X tiempo sus servicios.
MyClean cuenta en la actualidad con 125 empleados en nómina, desde limpiadores hasta supervisores, además cuentan con una aplicación para móviles donde los clientes pueden contratar sus servicios en el acto desde el propio móvil. Se estima que su personal limpia más de 1.000 hogares y negocios cada semana. El 80% de sus clientes han comprado un paquete de suscripción.
A pesar de que sus servicios son más caros que el resto de empresas de limpieza, a los "no suscritos" no les importa pagar un poco más dada la facilidad de contratación del servicio en línea.
MyClean factura en la actualidad unos 400.000 dólares al mes (entre 4 y 5 millones anuales) y en breve comenzarán a expandirse por otras ciudades. No descartan hacerlo por otros países e incluso crear un sistema de franquicias.
Consejos de estos emprendedores para el inicio de un negocio:
Algunas comunidades de vecinos han debido prescindir de tener un portero en el edificio o de tener en nómina a una persona que limpie el edificio. Incluso muchas familias de clase media que antes tenían su propia limpiadora, decidieron prescindir de ella, ya que no podían comprometerse a tenerla días fijos. Todo esto fue lo que analizaron estos emprendedores para ofrecer un servicio adaptado a las necesidades actuales de la población.
Observaron que la mayoría de las personas eligen una limpiadora o empresa en gran medida por el boca a boca o por la publicidad directa tanto en buzones como en prensa, y notaron que no existía ninguna empresa fiable en la red donde poder llamar hoy y tener mañana una limpiadora en la casa. Su original idea fue intentar que contratar un servicio de limpieza fuera algo tan sencillo y rápido como pedir una pizza a domicilio.
No tardaron en darse a conocer en la ciudad de Nueva York gracias a una buena inicial estrategia en la web y redes sociales, incluso en Linkedin, donde contactaron directamente con grandes empresas.
(Leer: Innovar no siempre es buscar nuevas ideas, sino reconocer las ideas que tenemos)
Aseguran que no fue fácil el comienzo, sobre todo debido a que su idea original falló, y es que en un principio subcontrataban un porcentaje elevado de sus servicios a empresas externas, y muchos de los clientes no estaban conformes con el servicio prestado.
Ahora han enfocado el negocio de forma que ellos mismos supervisan todas las partes del ciclo de limpieza, desde la gestión de pedidos hasta tener supervisores que revisen muchos de los trabajos que hacen los limpiadores.
Aunque su idea original fue en un principio que el cliente no tuviera necesidad de compromiso, posteriormente diseñaron diversos paquetes de suscripción donde los clientes tienen suculentos descuentos si contratan por X tiempo sus servicios.
MyClean cuenta en la actualidad con 125 empleados en nómina, desde limpiadores hasta supervisores, además cuentan con una aplicación para móviles donde los clientes pueden contratar sus servicios en el acto desde el propio móvil. Se estima que su personal limpia más de 1.000 hogares y negocios cada semana. El 80% de sus clientes han comprado un paquete de suscripción.
A pesar de que sus servicios son más caros que el resto de empresas de limpieza, a los "no suscritos" no les importa pagar un poco más dada la facilidad de contratación del servicio en línea.
MyClean factura en la actualidad unos 400.000 dólares al mes (entre 4 y 5 millones anuales) y en breve comenzarán a expandirse por otras ciudades. No descartan hacerlo por otros países e incluso crear un sistema de franquicias.
Consejos de estos emprendedores para el inicio de un negocio:
"Al principio hay que estar dispuesto a supervisar personalmente todo el trabajo y muy preparado para recibir las adversidades que inevitablemente surgen. Pero con persistencia, cambiando aquello que no funciona y mejorando los aspectos del negocio que no marchan lo bien que deberían marchar, al final las cosas terminan saliendo. Hicimos una apuesta de riesgo dejando nuestros trabajos para comenzar esta idea de negocio, pero es que para tener éxito en la vida hay que arriesgarse".