Desde que vendemos el emprendimiento como una forma de solucionar todos nuestros problemas o una forma de prosperar en la vida ante las escasas posibilidades de encontrar un empleo para muchas personas, cada vez más emprendedores inician su propio negocio por los motivos equivocados y sin ser conscientes de que emprender no es tan fácil como algunos lo pintan, pero tampoco tan difícil como otros nos lo quieren hacer creer.
Es por eso que, a menudo, recurrimos a preguntarles a empresarios que ya han recorrido este camino: "¿Qué sabes hoy acerca de los negocios que te hubiera gustado saber antes de comenzar?"
Y la verdad es que la mayoría coinciden en algunos puntos. Cuando publiqué el artículo titulado El precio secreto de emprender tu propio negocio, exponíamos un escenario muy extremo, pero no por ello dejaba de ser real. Con ese artículo pretendíamos demostrar que el emprendedor está hecho de una pasta muy especial, y todo aquel que decida incursionar en el mundo de los negocios, debe estar preparado para hacer un rodaje hasta que le salgan las escamas.
Luego tendríamos casos para los que el éxito en los negocios pareció algo verdaderamente fácil, aunque suelen ser casos muy escasos y, a menudo, sólo parece fácil cuando miramos el éxito en retrospectiva.
La mayoría de los nuevos emprendedores se lanzan a los negocios con una dosis extra de motivación al leer algunos libros de negocios o algunas webs como esta misma. Por lo tanto, se fabrican una falsa seguridad en sí mismos (otros ya son muy seguros de sí mismos), y creen que ya están preparados para abarcar todo lo que les venga. Pero lo cierto es que una de las primeras cosas que les hubiera gustado saber a los empresarios antes de comenzar su negocio es que tú puedes hacer mucho menos de lo que crees que puedes hacer.
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