Cuando hablamos del destino, podríamos encontrar varios tipos de personas: las que creen que tenemos un destino ya establecido, y que hagan lo que hagan, no lo cambiarán. Piensan que hay alguien que ha nacido con ciertos talentos para lograr grandes cosas, otros han nacido para ser "curritos" en trabajos mal pagados, mientras otros han nacido para ser grandes empresarios.
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Está claro que este tipo de personas no suelen lograr hitos importantes en su vida, pues parten de la creencia de que "lo que tenga que venir, vendrá". Tarde o temprano comprenden que aquellas cosas que no se persiguen, no suelen llegar por sí solas (salvo tragedias y resfriados).
Hay otro tipo de personas que son conscientes de que somos nosotros quienes fabricamos nuestro propio destino, pero no están dispuestos a esforzarse demasiado por cambiar su situación actual. Estas personas podrían haber caído en la indefensión aprendida o en la pereza crónica. También suelen arrepentirse más adelante de no haber hecho todo aquello que deberían haber hecho para sentirse exitosos.