Hablamos de Andy Katz y Jeff Raider, dos emprendedores que hace unos años crearon Warby Parker, una tienda online de gafas cuyo diseño conseguía fundir lo clásico con lo moderno. Aquella idea nació porque estos chicos consideraron que la gente no debía pagar 300 dólares por unas gafas graduadas, por lo que ellos sacaron gafas por 90 dólares y cuyo diseño no tenía nada que envidiar al resto del mercado. Resultado: Más de 300.000 unidades vendidas en menos de 3 años y creciendo. Ahora repiten jugada con otro tipo de negocio, asegurando que lo hacen "por respeto al consumidor".
Andy Katz estaba de viaje y se dio cuenta en el hotel que no tenía espuma ni recambios para su maquinilla de afeitar, por lo que se dirigió a una tienda a comprar. En total se gastó 25 dólares, lo cual consideró caro, teniendo en cuenta que las cuchillas no eran nada del otro mundo.
Se metió en internet para buscar cuchillas de calidad y se encontró con que los hombres únicamente tienen dos alternativas: Gastarse mucho dinero en una buena máquina de afeitar o gastarte poco y tener mala calidad. ¿Por qué no crear unas cuchillas de afeitar de buena calidad, buen diseño y a bajo precio?. Así crearon Harrys.com, un sitio web que vende directamente a los particulares un lote de crema de afeitar, cuchilla y recambios por tan sólo 10 dólares, y el envío a domicilio es gratis.
Han contratado a varios diseñadores europeos para crear su propio diseño, dándole al mango una forma redondeada que según sus creadores, mejora la experiencia del usuario.
Sé que muchos pensarán: "Por Dios, que es sólo un afeitado", y sí, pero cuando se crea con la pasión que parece ser estos emprendedores le ponen a sus proyectos, hacen de estas cuchillas el iPhone de los afeitados a precios de "marca blanca" y esto ha hecho que se rumoree se han puestos diferentes grandes almacenes en contacto con ellos para vender su producto, aunque según estos emprendedores, por respeto al consumidor, lo seguirán vendiendo sin intermediarios, al igual que las gafas Warby Parker, las cuales no sólo se vendían a bajo precio, sino que parte de los beneficios los donaban a diferentes asociaciones.
Y así surgen las ideas, mientras te estás afeitando, mientras te estás duchando o mientras estás haciendo aquello que suelas hacer.