Con respecto al dinero, encontraríamos dos tipos de personas: 1. la que sabe que el dinero es importante, y 2. La que piensa que el dinero no es importante. Aunque realmente pienso que la segunda persona se está engañando a sí misma, lo cierto es que, al menos, la primera persona sí sabe en el mundo en el que vive.
Es por eso que siempre le aconsejo a los padres, independientemente de su nivel socio-cultural, que no se les ocurra decirle a sus hijos que el dinero no es importante, pues podemos mutilarlos mentalmente para enviarlos a un mundo que realmente no existe.
Muchas personas piensan que antiguamente (cientos y miles de años atrás) la gente era más feliz porque no se usaba el dinero, sino el trueque. Craso error en el sistema de pensamiento, pues el trueque no era un intercambio de cosas, sino el pago de una cosa con otra (era dinero, pero el concepto "dinero" aún no se había inventado). Si en aquella época hubieran existido los bancos, me imagino que la gente hubiera llevado a las vacas al banco para invertirlas a plazo fijo. Ver "11 datos curiosos sobre el dinero que probablemente no conocías".
Por tanto, solucionado el eterno debate sobre una actual sociedad capitalista donde sólo prima el dinero, ya que la sociedad siempre ha funcionado de la misma forma: tanto tienes, tanto puedes permitirte. Si no tienes nada, lo pasarás peor que el que tiene algo o mucho.
Claro que podemos irnos a una isla donde todos vayamos con taparrabos, usemos arcos y flechas para cazar nuestra comida y donde invoquemos al Dios de la lluvia en verano. El problema es que personalmente yo no sería feliz en esa isla. Y tú tampoco.
No obstante, sí que debemos hacerle entender a nuestros hijos un mensaje que nos cuesta entender incluso probablemente a nosotros.
Nadie quiere el dinero en sí mismo.
Si nos ponemos a analizar lo que realmente buscamos con el dinero, no es aumentar nuestra colección de ceros en la cuenta bancaria, ni asociar nuestra cuenta bancaria a nuestra autoestima.
El dinero en sí mismo no nos proporciona placer. El placer nos lo proporciona todas aquellas cosas que podemos conseguir gracias al dinero. Y parece lo mismo, pero no lo es, ya que este sencillo detalle es el que hace que podamos ver a personas con mucho dinero que viven en la constante amargura.
Es decir, personas que no reconocerían la felicidad ni aunque se la pusieras delante; personas que un día pensaron que el dinero solucionaría todos sus males, y cuando lo tuvieron se encontraron mucho peor. Por tanto, personas que no entienden o que han tergiversado el significado de la asociación felicidad-dinero. Véase el caso de Markus Persson en nuestro artículo: "Por qué ser multimillonario se convierte en un infierno para los nuevos ricos".
Hay ciertas necesidades humanas que toda persona necesita cubrir, y está claro que el dinero es un facilitador nato para cubrir esas necesidades, pero cuando enfocamos el dinero de forma incorrecta, podemos comenzar a crear más problemas de los que resolvemos.
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Es por eso que siempre le aconsejo a los padres, independientemente de su nivel socio-cultural, que no se les ocurra decirle a sus hijos que el dinero no es importante, pues podemos mutilarlos mentalmente para enviarlos a un mundo que realmente no existe.
Muchas personas piensan que antiguamente (cientos y miles de años atrás) la gente era más feliz porque no se usaba el dinero, sino el trueque. Craso error en el sistema de pensamiento, pues el trueque no era un intercambio de cosas, sino el pago de una cosa con otra (era dinero, pero el concepto "dinero" aún no se había inventado). Si en aquella época hubieran existido los bancos, me imagino que la gente hubiera llevado a las vacas al banco para invertirlas a plazo fijo. Ver "11 datos curiosos sobre el dinero que probablemente no conocías".
Por tanto, solucionado el eterno debate sobre una actual sociedad capitalista donde sólo prima el dinero, ya que la sociedad siempre ha funcionado de la misma forma: tanto tienes, tanto puedes permitirte. Si no tienes nada, lo pasarás peor que el que tiene algo o mucho.
Claro que podemos irnos a una isla donde todos vayamos con taparrabos, usemos arcos y flechas para cazar nuestra comida y donde invoquemos al Dios de la lluvia en verano. El problema es que personalmente yo no sería feliz en esa isla. Y tú tampoco.
No obstante, sí que debemos hacerle entender a nuestros hijos un mensaje que nos cuesta entender incluso probablemente a nosotros.
Nadie quiere el dinero en sí mismo.
Si nos ponemos a analizar lo que realmente buscamos con el dinero, no es aumentar nuestra colección de ceros en la cuenta bancaria, ni asociar nuestra cuenta bancaria a nuestra autoestima.
El dinero en sí mismo no nos proporciona placer. El placer nos lo proporciona todas aquellas cosas que podemos conseguir gracias al dinero. Y parece lo mismo, pero no lo es, ya que este sencillo detalle es el que hace que podamos ver a personas con mucho dinero que viven en la constante amargura.
Es decir, personas que no reconocerían la felicidad ni aunque se la pusieras delante; personas que un día pensaron que el dinero solucionaría todos sus males, y cuando lo tuvieron se encontraron mucho peor. Por tanto, personas que no entienden o que han tergiversado el significado de la asociación felicidad-dinero. Véase el caso de Markus Persson en nuestro artículo: "Por qué ser multimillonario se convierte en un infierno para los nuevos ricos".
Hay ciertas necesidades humanas que toda persona necesita cubrir, y está claro que el dinero es un facilitador nato para cubrir esas necesidades, pero cuando enfocamos el dinero de forma incorrecta, podemos comenzar a crear más problemas de los que resolvemos.
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