Nuestro cerebro es nuestro mayor aliado. Pero también es nuestro peor enemigo si no lo hemos educado correctamente. Manos sudorosas, latidos del corazón más ajetreados de lo normal, malestar de estómago, dolor de cabeza, ansiedad... nuestro cerebro ya ha enviado las señales al resto del cuerpo para advertirnos de que algo no marcha bien.
Y quizá por eso están tan moda las terapias para ejecutivos donde se les enseña a gestionar correctamente las emociones, pues un hombre de negocios o un profesional, puede permitirse cierto estrés, pero no la ansiedad, y mucho menos ahogarse ante las complicaciones.
Teniendo en cuenta que nuestro cerebro ya viene de serie cableado para la supervivencia, en el panorama de la empresa, esa lucha por la supervivencia puede afectarnos de dos formas: Adrenalina alta o pasividad no deseada.
En cualquier caso, en el mundo de los negocios y en nuestra propia vida, ambos efectos pueden conducirnos al desgaste y estrés, así como una ansiedad innecesaria y evitable.
Nuestro cerebro
Estamos preparados para sobrevivir, pero cuando se trata de prosperar y llegar más lejos en la vida, vamos a tener que estar más preparados para soportar la presión asociada a ello.
Y es que debemos dar por hecho que las personas de éxito han soportado muchos más problemas, presión y estrés que el resto de personas que únicamente quieren sobrevivir.
Es por eso que habrás escuchado en más de una ocasión a una persona decir: "yo no quiero montar un negocio. Es demasiada responsabilidad e inseguridad para mí. Prefiero trabajar para otro y que me pague a final de mes".
En este caso, tendríamos a una persona que huye del estrés y la presión, y por tanto, abraza la comodidad.
Este es un pensamiento que a muchas personas puede darles un logro de corto plazo, porque a largo plazo, si son despedidas, se encontrarían con más ansiedad que probablemente el hombre de negocios.
Es decir, el evitar situaciones de estrés y la presión, a menudo hace que las personas se pierdan grandes oportunidades para prosperar en la vida, y acaban encontrando aquello que intentaron evitar.
Por eso, tanto si tratamos de evitar el fracaso en general, así como si estamos envueltos en una serie de aparentes problemas que nos están causando ansiedad, veamos cuáles son las causas que podrían provocar nuestro propio auto-sabotaje.
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Y quizá por eso están tan moda las terapias para ejecutivos donde se les enseña a gestionar correctamente las emociones, pues un hombre de negocios o un profesional, puede permitirse cierto estrés, pero no la ansiedad, y mucho menos ahogarse ante las complicaciones.
Teniendo en cuenta que nuestro cerebro ya viene de serie cableado para la supervivencia, en el panorama de la empresa, esa lucha por la supervivencia puede afectarnos de dos formas: Adrenalina alta o pasividad no deseada.
En cualquier caso, en el mundo de los negocios y en nuestra propia vida, ambos efectos pueden conducirnos al desgaste y estrés, así como una ansiedad innecesaria y evitable.
Nuestro cerebro
Estamos preparados para sobrevivir, pero cuando se trata de prosperar y llegar más lejos en la vida, vamos a tener que estar más preparados para soportar la presión asociada a ello.
Y es que debemos dar por hecho que las personas de éxito han soportado muchos más problemas, presión y estrés que el resto de personas que únicamente quieren sobrevivir.
Es por eso que habrás escuchado en más de una ocasión a una persona decir: "yo no quiero montar un negocio. Es demasiada responsabilidad e inseguridad para mí. Prefiero trabajar para otro y que me pague a final de mes".
En este caso, tendríamos a una persona que huye del estrés y la presión, y por tanto, abraza la comodidad.
Este es un pensamiento que a muchas personas puede darles un logro de corto plazo, porque a largo plazo, si son despedidas, se encontrarían con más ansiedad que probablemente el hombre de negocios.
Es decir, el evitar situaciones de estrés y la presión, a menudo hace que las personas se pierdan grandes oportunidades para prosperar en la vida, y acaban encontrando aquello que intentaron evitar.
Por eso, tanto si tratamos de evitar el fracaso en general, así como si estamos envueltos en una serie de aparentes problemas que nos están causando ansiedad, veamos cuáles son las causas que podrían provocar nuestro propio auto-sabotaje.
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