Recientemente, The Atlantic publicaba un artículo sobre las virtudes profesionales de ser un idiota o ser un completo gilipollas.
El artículo, básicamente sostenía que hay mucho de cierto en la creencia: "Las buenas personas no acaban consiguiendo los puestos de trabajo que el imbécil se queda", muy a pesar nuestro.
De hecho, leyendo la biografía de Steve Jobs, se nos queda clara una cosa: probablemente sea el grosero y el gilipollas con más éxito de la historia empresarial, y en posteriores artículos explicaremos cómo se unieron los peores rasgos y defectos de Jobs para hacer una mezcla explosiva de éxito.
(Ver: Segall: Steve Jobs no era un gilipollas, sino una persona sincera que amaba la simplicidad)
No todo el mundo comparte esta visión, pues al otro extremo tendríamos a Warren Buffett, el cual es todo bondad y amabilidad con los empleados y socios de su empresa.
Pero nos guste más o menos, lo cierto es que, ser un verdadero idiota puede ser muy rentable en términos de éxito, del mismo modo, que muy a pesar nuestro, muchos de los rasgos de los psicópatas, ayudan a tener éxito en la empresa. De hecho, la mayoría de gerentes de grandes empresas "darían positivo" en un test para detectar psicópatas.
Diferentes estudios han demostrado que una persona amable puede pasar desapercibida en un restaurante, mientras un hombre que se comporta de forma grosera con los camareros, si un día es menos grosero de lo habitual, los camareros lo agradecerían.
Y sí, somos así de estúpidos, pero si alguien duda de esta teoría, únicamente nos tenemos que ir a uno de los idiotas más famosos de España: el señor Risto Mejide, el cual hizo un papel de capullo integral en la famosa Operación Triunfo, y en algún momento, consiguió ganarse el afecto de los usuarios. Ser idiota vende, pero por desgracia, ser amable no sale tan rentable como podríamos pensar.
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El artículo, básicamente sostenía que hay mucho de cierto en la creencia: "Las buenas personas no acaban consiguiendo los puestos de trabajo que el imbécil se queda", muy a pesar nuestro.
De hecho, leyendo la biografía de Steve Jobs, se nos queda clara una cosa: probablemente sea el grosero y el gilipollas con más éxito de la historia empresarial, y en posteriores artículos explicaremos cómo se unieron los peores rasgos y defectos de Jobs para hacer una mezcla explosiva de éxito.
(Ver: Segall: Steve Jobs no era un gilipollas, sino una persona sincera que amaba la simplicidad)
No todo el mundo comparte esta visión, pues al otro extremo tendríamos a Warren Buffett, el cual es todo bondad y amabilidad con los empleados y socios de su empresa.
Pero nos guste más o menos, lo cierto es que, ser un verdadero idiota puede ser muy rentable en términos de éxito, del mismo modo, que muy a pesar nuestro, muchos de los rasgos de los psicópatas, ayudan a tener éxito en la empresa. De hecho, la mayoría de gerentes de grandes empresas "darían positivo" en un test para detectar psicópatas.
Risto Mejide | Fuente Imagen: el Periódico
Diferentes estudios han demostrado que una persona amable puede pasar desapercibida en un restaurante, mientras un hombre que se comporta de forma grosera con los camareros, si un día es menos grosero de lo habitual, los camareros lo agradecerían.
Y sí, somos así de estúpidos, pero si alguien duda de esta teoría, únicamente nos tenemos que ir a uno de los idiotas más famosos de España: el señor Risto Mejide, el cual hizo un papel de capullo integral en la famosa Operación Triunfo, y en algún momento, consiguió ganarse el afecto de los usuarios. Ser idiota vende, pero por desgracia, ser amable no sale tan rentable como podríamos pensar.
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