En 2012, Samantha Hess observó a un hombre en una zona muy transitada con un cartel en el que daba abrazos por 2 dólares. Y alguna gente pagaba esos 2 dólares por ese momento de afecto. En aquel momento, ella acababa de salir de una relación de 13 años. No estaba preparada para comenzar otra relación, pero sí tenía la necesidad de afecto y sentirse amada y aceptada, por lo que se le encendió la bombilla y decidió cubrir esa necesidad de afecto en las personas con una idea de negocio un tanto particular.
Continuar leyendo...
Hoy día, el negocio de Samantha es un servicio de "abrazos profesionales" por el que cobra 60 dólares la hora, y cuyo eslogan es "arrimarse a mí". El servicio que ofrece es sencillo de explicar.
Ella recibe la llamada de una persona. Pueden quedar en un parque, en un restaurante, en un cine e incluso en la casa del cliente, donde esa persona podrá permanecer abrazada a Samantha bien sea en el sofá o en la cama.