Ni toda la nueva tecnología en entrenamiento ni todos los nuevos productos para amantes del culturismo han conseguido desbancar a Arnold Schwarzenegger como el mejor culturista de toda la historia de la humanidad. Claro que muy pocas personas conocen el terrible esfuerzo que Arnold tuvo que realizar para convertirse en el campeón del mundo a base de un entrenamiento casero y de un constante esfuerzo que consistió en tomar ventaja mientras el resto del mundo descansaba.
Al final del artículo dejamos un corto documental sobre la difícil vida de Arnold, nacido en Austria, y que decidió tomar un camino muy distinto al que tomaban los jóvenes de su ciudad a pesar de las duras críticas y a pesar de que el fisioculturismo apenas se conocía. Arnold no quería ser un culturista, quería ser el campeón del mundo de culturismo, y estaría dispuesto a sacrificar todo para intentar perseguir ese sueño, incluido el escaparse sin permiso del ejército para participar en campeonatos, a pesar de que se exponía a las reprimendas militares.
Hace un tiempo, Arnold dio una conferencia con altas dosis de motivación, donde expuso lo que él considera las claves para alcanzar el éxito en todo aquello que te propongas. Ni sus consejos ni el documental tienen desperdicio.
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Al final del artículo dejamos un corto documental sobre la difícil vida de Arnold, nacido en Austria, y que decidió tomar un camino muy distinto al que tomaban los jóvenes de su ciudad a pesar de las duras críticas y a pesar de que el fisioculturismo apenas se conocía. Arnold no quería ser un culturista, quería ser el campeón del mundo de culturismo, y estaría dispuesto a sacrificar todo para intentar perseguir ese sueño, incluido el escaparse sin permiso del ejército para participar en campeonatos, a pesar de que se exponía a las reprimendas militares.
Hace un tiempo, Arnold dio una conferencia con altas dosis de motivación, donde expuso lo que él considera las claves para alcanzar el éxito en todo aquello que te propongas. Ni sus consejos ni el documental tienen desperdicio.
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