En primer lugar, un negocio no se dirige sólo. Lo dirigimos nosotros. Nosotros tenemos un cerebro y nuestro cerebro está sesgado. El éxito de nuestro negocio depende de nuestro cerebro. ¿Qué ocurre cuando dejamos entrar ciertos sesgos en nuestra mentalidad emprendedora y de qué forma puede afectar a las decisiones que tomamos en los negocios?.
Partimos de la base de que nuestro cerebro está defectuoso, por lo que vamos a a ver la forma de arreglarlo.
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