En una ocasión se me pasó por la cabeza iniciar mi propio negocio, pero no tenía dinero. Busqué
formas de comenzar mi negocio sin dinero, pero no tenía oficina. Busqué la forma de hacer de mi casa mi propia oficina, pero no tenía clientes, y además era demasiado tímido como para hacer llamadas en frío en la captación de clientes. Surgieron nuevos problemas como no tener el equipo adecuado, no tener contactos ni conexiones. Incluso si se me pasaba por la cabeza escribir un libro, rápidamente caía en la cuenta de que no tenía una editorial que me apoyara.
Probablemente no tuviera talento, y por tanto, es mejor que emprenda otro. Así comienzan una serie de excusas que para
James Altucher son excusas para esconder una sola excusa, que suele ser
la pereza.
La mayoría de los impedimentos que surgen cuando hablamos de comenzar un negocio suelen ser bendiciones disfrazadas que nos obligarán a ser más creativos. Entre lo que tienes ahora y lo que te gustaría tener siempre existirá una enorme brecha. Todo lo que necesitas para acortar esa brecha es la creatividad.
Continuar leyendo...