Esperas impaciente una llamada de un banquero que te ha prometido estudiar más detenidamente tu proyecto para concederte el dinero necesario y evitar el cierre del negocio. Entonces suena el teléfono, pero al contestar, no es el banquero, sino del hospital, para decirte que tu mujer ha tenido una reacción alérgica a un medicamento y está muy grave sin poder apenas respirar. En ese momento sientes verdadero miedo al tener la sensación de que el mundo se derrumba bajo tus pies.
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