Normalmente, en las épocas de recesión suelen aparecer compradores que buscan negocios infravalorados o empresas a las que creen poder sacar más partido que su actual propietario. En otras ocasiones, es el propio propietario el que decide vender su negocio al ser consciente de que cada mes los ingresos van disminuyendo y los gastos aumentando. La venta de un negocio no está exenta de estrategias para culminarla con éxito, y de hecho, el no proceder correctamente, puede poner tanto la venta como la empresa en un serio peligro.
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