Ser una mujer atractiva tiene sus ventajas, pues pueden viajar gratis e incluso tienen más posibilidades de ser contratadas en una entrevista de trabajo, sobre todo cuando el seleccionador es un hombre. Pero en el caso de Melissa Nelson, una asistente dental que ha trabajado impecablemente durante más de 10 años en el negocio del dentista James Knight, el hecho de ser guapa, le ha costado el puesto de trabajo. Su único pecado ha sido provocar inconscientemente un fuego interno bajo el pantalón de su jefe.
Y por si fuera poco, la Corte Suprema de Iowa, en Estados Unidos, ha dictaminado que es totalmente legal prescindir de una trabajadora si su jefe se siente atraído por ella, aunque el expediente de la trabajadora sea inmaculado.
Melissa Nelson no sale de su asombro por el fallo del juez, pues según publican en la CNN, el dentista ha reconocido que Melissa ha sido con diferencia la mejor asistente que ha tenido jamás, y así lo avalan los 10 años que lleva trabajando con ella.
La mujer del dentista, que trabajaba en la consulta de su marido, le pidió que la despidiera a pesar de que nunca hubo coqueteo alguno entre ambos y a pesar que Melissa era una mujer casada y con hijos, al igual que el dentista.
En un juicio digno de un capítulo de "Boston Legal", el dentista ha reconocido que le costaba trabajo concentrarse cuando estaba en la sala con ella, ya que su ropa era demasiado ajustada y ha reconocido al juez que estar junto a ella era como "tener un Lamborghini en el garaje y no poderlo conducir".
Finalmente, el juez no ha visto que existiera ningún tipo de discriminación de género en la causa del despido de Melissa Nelson.
Y por si fuera poco, la Corte Suprema de Iowa, en Estados Unidos, ha dictaminado que es totalmente legal prescindir de una trabajadora si su jefe se siente atraído por ella, aunque el expediente de la trabajadora sea inmaculado.
Melissa Nelson no sale de su asombro por el fallo del juez, pues según publican en la CNN, el dentista ha reconocido que Melissa ha sido con diferencia la mejor asistente que ha tenido jamás, y así lo avalan los 10 años que lleva trabajando con ella.
La mujer del dentista, que trabajaba en la consulta de su marido, le pidió que la despidiera a pesar de que nunca hubo coqueteo alguno entre ambos y a pesar que Melissa era una mujer casada y con hijos, al igual que el dentista.
En un juicio digno de un capítulo de "Boston Legal", el dentista ha reconocido que le costaba trabajo concentrarse cuando estaba en la sala con ella, ya que su ropa era demasiado ajustada y ha reconocido al juez que estar junto a ella era como "tener un Lamborghini en el garaje y no poderlo conducir".
Finalmente, el juez no ha visto que existiera ningún tipo de discriminación de género en la causa del despido de Melissa Nelson.
Lo dicho, como si fuera un capítulo de Boston Legal, donde el juez iba vestido de soldado y uno de los abogados es el mismísimo Denny Crane.