Debemos decir que cada día se crean decenas de nuevos negocios online, por lo que al cabo del año son miles las empresas que aspiran a ser la nueva Facebook o el nuevo Whatsapp o Instagram, pero sólo unas pocas consiguen convertirse en negocios rentables en el largo plazo, y desde luego, sólo unos cuantos "cisnes negros" llegan a cotizar en un índice bursátil convirtiéndose en la nueva Google o Amazon.
No obstante, no siendo nuestra idea llegar a crear la nueva Google, y simplemente buscando la forma de generar unos ingresos escalables en el tiempo, llegando a facturar cientos de miles de euros o millones anuales, éstos serían algunos de los motivos por los que estas ideas de negocios acaban fracasando.
En primer lugar, por regla general, el talento que hay detrás de cada idea de negocio de este tipo suele ser talento joven, con todo lo bueno y lo malo que tiene una persona joven, por lo que cuando esa idea comienza a convertirse en una posibilidad real de convertirse en un negocio altamente rentable, es cuando deben aparecer "los hermanos mayores", que son los inversores que financian nuestra idea.
Para ello, hay que recordar el caso de Clinkle, cuyo emprendedor tenía 22 años, y tenía entre manos un proyecto que prometía revolucionar la forma de pago a través del móvil. Tal fue así que batió un récord en una ronda de financiación, levantando hasta 25 millones de dólares a los inversores que no quisieron quedarse fuera de esta idea que prometía revolucionar el futuro de los pagos.
Lucas Duplan, el emprendedor detrás de Clinkle, ya podía olvidarse de uno de los mayores problemas que tiene un emprendedor, que suele ser la mayor queja: la falta de financiación.
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No obstante, no siendo nuestra idea llegar a crear la nueva Google, y simplemente buscando la forma de generar unos ingresos escalables en el tiempo, llegando a facturar cientos de miles de euros o millones anuales, éstos serían algunos de los motivos por los que estas ideas de negocios acaban fracasando.
Imagen: A. Carlos González |
En primer lugar, por regla general, el talento que hay detrás de cada idea de negocio de este tipo suele ser talento joven, con todo lo bueno y lo malo que tiene una persona joven, por lo que cuando esa idea comienza a convertirse en una posibilidad real de convertirse en un negocio altamente rentable, es cuando deben aparecer "los hermanos mayores", que son los inversores que financian nuestra idea.
Para ello, hay que recordar el caso de Clinkle, cuyo emprendedor tenía 22 años, y tenía entre manos un proyecto que prometía revolucionar la forma de pago a través del móvil. Tal fue así que batió un récord en una ronda de financiación, levantando hasta 25 millones de dólares a los inversores que no quisieron quedarse fuera de esta idea que prometía revolucionar el futuro de los pagos.
Lucas Duplan, el emprendedor detrás de Clinkle, ya podía olvidarse de uno de los mayores problemas que tiene un emprendedor, que suele ser la mayor queja: la falta de financiación.
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