Tanto si hablamos de propósitos de año nuevo como si hablamos de cualquier otro tipo de propósitos de cambio que se hacen a lo largo del año, las estadísticas dicen que entre un 90 y un 95 por ciento de las personas, abandonan estos propósitos.
La buena noticia es que el hecho de plantearte abandonar un hábito tóxico, añadir un hábito más productivo a tu vida o, sencillamente, cambiar algo que no te gusta en tu vida, es una señal de que en algún momento, has sido consciente de que necesitas hacer cambios en tu vida. Has sido consciente de algo no va bien, has sentido ganas de que algo vaya mejor. En otras palabras, de alguna forma has sentido ganas de prosperar.
La mala noticia es que nos centramos en hacer que las cosas mejoren, pero también sabemos que la procrastinación o la dilación, nuestra falta de consistencia en los propósitos, el desánimo cuando el esfuerzo supera a las recompensas, hará que en algún momento sintamos ganas de abandonar el cambio, y que el deseo de progresar acabe siendo aplastado por el conformismo y asimilación de nuestra actual situación aunque no sea la situación que deseamos tener.
(Ver: 6 motivos por los que fallan nuestros propósitos de año nuevo)
Hay que partir de ciertas bases para entender cómo funciona la motivación en la vida.
No importa lo que tengas. De hecho, las cosas externas no te harán feliz de forma consistente. Es decir, puedes tener mucho dinero y eso no te garantiza felicidad, incluso puedes lograr iniciar una relación con la persona que deseas, conseguir el trabajo con el que soñabas. La realidad es que alcanzar algo deseado, únicamente te motivará durante un corto espacio de tiempo, hasta que esa motivación comience a desaparecer por sí sola.
La motivación únicamente permanece en marcha si sigues creciendo. Y esto ocurre en todos los ámbitos. Si trabajas en una empresa y hace ya meses o años que siempre haces lo mismo, a pesar de que tienes la tranquilidad de un sueldo a final de mes y no sientes estrés, puede aparecer la monotonía y el aburrimiento, por lo que llegará un momento en que cada día será un sacrificio ir a trabajar.
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La buena noticia es que el hecho de plantearte abandonar un hábito tóxico, añadir un hábito más productivo a tu vida o, sencillamente, cambiar algo que no te gusta en tu vida, es una señal de que en algún momento, has sido consciente de que necesitas hacer cambios en tu vida. Has sido consciente de algo no va bien, has sentido ganas de que algo vaya mejor. En otras palabras, de alguna forma has sentido ganas de prosperar.
A. Carlos González - Negocios1000 |
La mala noticia es que nos centramos en hacer que las cosas mejoren, pero también sabemos que la procrastinación o la dilación, nuestra falta de consistencia en los propósitos, el desánimo cuando el esfuerzo supera a las recompensas, hará que en algún momento sintamos ganas de abandonar el cambio, y que el deseo de progresar acabe siendo aplastado por el conformismo y asimilación de nuestra actual situación aunque no sea la situación que deseamos tener.
(Ver: 6 motivos por los que fallan nuestros propósitos de año nuevo)
Hay que partir de ciertas bases para entender cómo funciona la motivación en la vida.
No importa lo que tengas. De hecho, las cosas externas no te harán feliz de forma consistente. Es decir, puedes tener mucho dinero y eso no te garantiza felicidad, incluso puedes lograr iniciar una relación con la persona que deseas, conseguir el trabajo con el que soñabas. La realidad es que alcanzar algo deseado, únicamente te motivará durante un corto espacio de tiempo, hasta que esa motivación comience a desaparecer por sí sola.
La motivación únicamente permanece en marcha si sigues creciendo. Y esto ocurre en todos los ámbitos. Si trabajas en una empresa y hace ya meses o años que siempre haces lo mismo, a pesar de que tienes la tranquilidad de un sueldo a final de mes y no sientes estrés, puede aparecer la monotonía y el aburrimiento, por lo que llegará un momento en que cada día será un sacrificio ir a trabajar.
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