El amigo del éxito se llama disciplina. El mayor enemigo del éxito, por el contrario, se llama dilación o procrastinación, que básicamente, sería dejar las cosas para más adelante con el falso pretexto de que no tenemos tiempo, o la falsa creencia de que realmente lo haremos más adelante, cuando por regla general , lo que se pospone, para un buen procrastinador, acaba por no hacerse.
Hay quien piensa que se nace con este problema, porque no te equivoques, es un serio problema, a menudo crónico. No obstante, la mayoría de los psicólogos opinan que el procrastinador no nace, sino que se hace. En mi opinión, no importa demasiado si se nace o se hace, pues cuando ciertos hábitos ya han sido adquiridos y nos acompañan durante toda la vida, nos costarán el mismo esfuerzo desprendernos de ellos tanto si han sido adquiridos como si los trajimos de serie.
Las personas que suelen dilatar las cosas en el tiempo suelen tener un problema de autocontrol o autorregulación, lo que con el tiempo, también les hace más propensos a caer en el consumo más elevado de alcohol y otros problemas sociales.
Asimismo, acaban desarrollando un serio problema de concentración, pues las personas que dilatan las cosas por la falta de tiempo, son buscadores activos de distracciones para así evitar hacer las tareas que son más importantes.
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Hay quien piensa que se nace con este problema, porque no te equivoques, es un serio problema, a menudo crónico. No obstante, la mayoría de los psicólogos opinan que el procrastinador no nace, sino que se hace. En mi opinión, no importa demasiado si se nace o se hace, pues cuando ciertos hábitos ya han sido adquiridos y nos acompañan durante toda la vida, nos costarán el mismo esfuerzo desprendernos de ellos tanto si han sido adquiridos como si los trajimos de serie.
Las personas que suelen dilatar las cosas en el tiempo suelen tener un problema de autocontrol o autorregulación, lo que con el tiempo, también les hace más propensos a caer en el consumo más elevado de alcohol y otros problemas sociales.
Asimismo, acaban desarrollando un serio problema de concentración, pues las personas que dilatan las cosas por la falta de tiempo, son buscadores activos de distracciones para así evitar hacer las tareas que son más importantes.
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