Seamos realistas. Hay personas que tienen más curriculum que conocimientos en la materia, pero cuando los presentan en algún lugar, tras la extensa presentación, títulos y nombramientos, damos por hecho que lo que esa persona diga va a ser bueno.
Además, a fin de cuentas, en la actualidad no importa tanto el mensaje, sino quién es el mensajero. Como decía Tim Ferris en su libro "La semana laboral de 4 horas", hay una enorme diferencia entre ser un experto y ser percibido como un experto. De hecho, en los negocios, el ser percibido como experto vende mucho más que serlo.
Puedes saber mucho de una materia en concreto, como por ejemplo medicina. Pero si detrás de tu nombre no aparece "doctor en medicina", lo que digas, no será tenido en cuenta.
De la misma forma que en materia de economía, debe preceder "economista", y en este caso, gran parte de los problemas que ha tenido la sociedad es haberle hecho caso a esas personas que tenían el nombre de "economistas", cuando en ocasiones, el que hayas estudiado economía, no te convierte en un buen economista. En muchos casos, únicamente te otorga cierta licencia para vomitar tu ideología política disfrazada de teorías económicas.
Por tanto, hay que hacer uso de lo que Ferris denominaba "los indicadores de credibilidad". Haciendo uso de esos indicadores de credibilidad, el resto de la gente no pondrá en duda tu mensaje. Sin ir más lejos, recordando el caso del "pequeño Nicolás", tras tener fotos con el presidente del Gobierno y con la alcaldesa de Madrid, el resto daban por sentado que era una persona poderosa e importante. Nadie lo cuestionaba en ese momento, aunque fuera un farsante.
Y hoy vamos a ver cómo ser percibido como un experto o, dicho de otro modo, cómo ser un "falso experto", usando algunas estrategias que Ferris mencionaba en su libro. Además, conforme lo vayas leyendo, pregúntate cuántas veces esta técnica ha podido ser empleada por algunas personas que has podido considerar como expertos. En última instancia, son nuestros sesgos los que hacen que tengamos falsas percepciones.
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Además, a fin de cuentas, en la actualidad no importa tanto el mensaje, sino quién es el mensajero. Como decía Tim Ferris en su libro "La semana laboral de 4 horas", hay una enorme diferencia entre ser un experto y ser percibido como un experto. De hecho, en los negocios, el ser percibido como experto vende mucho más que serlo.
Puedes saber mucho de una materia en concreto, como por ejemplo medicina. Pero si detrás de tu nombre no aparece "doctor en medicina", lo que digas, no será tenido en cuenta.
De la misma forma que en materia de economía, debe preceder "economista", y en este caso, gran parte de los problemas que ha tenido la sociedad es haberle hecho caso a esas personas que tenían el nombre de "economistas", cuando en ocasiones, el que hayas estudiado economía, no te convierte en un buen economista. En muchos casos, únicamente te otorga cierta licencia para vomitar tu ideología política disfrazada de teorías económicas.
Por tanto, hay que hacer uso de lo que Ferris denominaba "los indicadores de credibilidad". Haciendo uso de esos indicadores de credibilidad, el resto de la gente no pondrá en duda tu mensaje. Sin ir más lejos, recordando el caso del "pequeño Nicolás", tras tener fotos con el presidente del Gobierno y con la alcaldesa de Madrid, el resto daban por sentado que era una persona poderosa e importante. Nadie lo cuestionaba en ese momento, aunque fuera un farsante.
Y hoy vamos a ver cómo ser percibido como un experto o, dicho de otro modo, cómo ser un "falso experto", usando algunas estrategias que Ferris mencionaba en su libro. Además, conforme lo vayas leyendo, pregúntate cuántas veces esta técnica ha podido ser empleada por algunas personas que has podido considerar como expertos. En última instancia, son nuestros sesgos los que hacen que tengamos falsas percepciones.
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