Muchos son los autores que han hablado sobre toda una serie de pasos que los hombres más ricos del mundo tomaron desde sus inicios. Y todos ellos coinciden prácticamente en los mismos puntos. Existe también un mensaje común: "No hay atajos para el éxito", aunque este dicho no es del todo cierto en los últimos tiempos, donde más bien lo cambiaría por: "En cuanto veas un atajo para el éxito, tómalo".
Pero no voy a usar la palabra "atajo", y más bien vamos a hablar de los aceleradores del éxito.
(Ver: Los 3 únicos hábitos que probablemente engloban el éxito de Warren Buffett)
Algunos famosos autores como Napoleón Hill, autor de "Piense y Hágase Rico", se basaban en cierto modo en una parte psicológica o espiritual, donde a menudo empleaba las palabras "deseo" y "fe". Y quizás son palabras que yo no compro.
Es cierto que debemos desear algo con fuerza, y es cierto que debemos tener fe en que vamos a lograrlo, pero más cierto es aún que el deseo y la fe también la puede tener el perezoso, e incluso el tonto motivado.
Es decir, yo puedo desear con todas mis fuerzas ser el próximo empresario del siglo, y de hecho, puedo tener la fe y la total convicción de que voy a lograrlo, y no voy a dejar que nadie me diga que no lo voy a conseguir. Pero si todo queda en fe y en deseo, y sigo tumbado en el sofá tomando cerveza, jugando a la videoconsola y viendo la tele, el deseo y la fe son condimentos que quedan completamente anulados.
Por tanto, estos serían los pasos más importantes para el éxito, y que sin ellos, el deseo únicamente quedaría en un sueño que 20 años más tarde no se cumpliría.
Continuar leyendo...
Pero no voy a usar la palabra "atajo", y más bien vamos a hablar de los aceleradores del éxito.
(Ver: Los 3 únicos hábitos que probablemente engloban el éxito de Warren Buffett)
Algunos famosos autores como Napoleón Hill, autor de "Piense y Hágase Rico", se basaban en cierto modo en una parte psicológica o espiritual, donde a menudo empleaba las palabras "deseo" y "fe". Y quizás son palabras que yo no compro.
Es cierto que debemos desear algo con fuerza, y es cierto que debemos tener fe en que vamos a lograrlo, pero más cierto es aún que el deseo y la fe también la puede tener el perezoso, e incluso el tonto motivado.
Es decir, yo puedo desear con todas mis fuerzas ser el próximo empresario del siglo, y de hecho, puedo tener la fe y la total convicción de que voy a lograrlo, y no voy a dejar que nadie me diga que no lo voy a conseguir. Pero si todo queda en fe y en deseo, y sigo tumbado en el sofá tomando cerveza, jugando a la videoconsola y viendo la tele, el deseo y la fe son condimentos que quedan completamente anulados.
Por tanto, estos serían los pasos más importantes para el éxito, y que sin ellos, el deseo únicamente quedaría en un sueño que 20 años más tarde no se cumpliría.
Continuar leyendo...