Hoy día, la historia de la "i" que precede el nombre de los productos de Apple se sigue poniendo como ejemplo en las empresas de "naming", que son las empresas que buscan nombres atractivos para los productos de las compañías. Aunque existen muchos rumores acerca de dónde puede venir la "i" de los iPhones, iPod, iPad, iWhatch, iTunes... qué mejor que recurrir a la persona que tuvo la excelente idea de distinguir y asociar todos los diferentes productos a una misma empresas: Apple en este caso.
Algunos rumores dicen que esa "i" se debe al genio estrella del diseño de Apple, Jony Ive, mientras que otros creen que fue una idea repentina de Steve Jobs que le surgió en un momento de inspiración. Pero ni una cosa ni la otra. La idea de la "i" fue un trabajo muy elaborado por una agencia de publicidad y estuvo a punto de ser descartada por Steve Jobs, lo cual hubiera hecho que probablemente el iPhone tuviera hoy un nombre muy distinto.
Cuenta Ken Segall, que Steve Jobs estaba buscando un nombre para el Mac en 1997, "un ordenador que no se parecía a nada de lo que hubiéramos visto hasta entonces", aseguraba Segall. Un producto tan innovador como revolucionario.
Pero le faltaba el nombre, por lo que Jobs llamó a la agencia de publicidad con la que trabajaba, para que se pusieran a trabajar en ello. Jobs les puso una condición: el nombre debe incluir la palabra "Mac". También le dijo al equipo de publicistas, liderados por Ken Segall, que si no encontraban un nombre mejor, el ordenador se llamaría "Macman".
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Algunos rumores dicen que esa "i" se debe al genio estrella del diseño de Apple, Jony Ive, mientras que otros creen que fue una idea repentina de Steve Jobs que le surgió en un momento de inspiración. Pero ni una cosa ni la otra. La idea de la "i" fue un trabajo muy elaborado por una agencia de publicidad y estuvo a punto de ser descartada por Steve Jobs, lo cual hubiera hecho que probablemente el iPhone tuviera hoy un nombre muy distinto.
Cuenta Ken Segall, que Steve Jobs estaba buscando un nombre para el Mac en 1997, "un ordenador que no se parecía a nada de lo que hubiéramos visto hasta entonces", aseguraba Segall. Un producto tan innovador como revolucionario.
Pero le faltaba el nombre, por lo que Jobs llamó a la agencia de publicidad con la que trabajaba, para que se pusieran a trabajar en ello. Jobs les puso una condición: el nombre debe incluir la palabra "Mac". También le dijo al equipo de publicistas, liderados por Ken Segall, que si no encontraban un nombre mejor, el ordenador se llamaría "Macman".
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